ROCÍO ANGLADA
Ayudo a mis alumnos a encontrar una percepción saludable de ellos mismos.
Cuando las personas necesitan un lugar para sentirse serenas, cuando lo necesario es abordar la vida de manera consciente y saludable haciendo que las decisiones del día a día ocupen su verdadero lugar; el yoga aparece para ayudarnos en ese cambio que nos conecta a nosotros. Ayudo a mis alumnos a encontrar esa percepción saludable sobre ellos mismos a través de una correcta conciencia postural y a encontrarse con lo que verdaderamente son.
"Tengo una dilatada formación y experiencia en yoga. Estuve viviendo en Vrindavan (India) donde realicé formaciones avanzadas en los Centros Internacionales de Yoga Sivananda Vedanta. Continué mi especialización en Yoga Terapéutico en la Asociación Española para el Yoga Terapéutico de Barcelona y la especialización La Médula Espinal en las Posturas de Yoga de Blandine Calais-Germain en la Escuela Internacional de Yoga de Madrid. He participado en diversos ashram tanto para recibir formación como para ser traductora (Inglés y Francés), en India, Londres, Orleans, etc."
Comencé mi exploración en el yoga en 2006, mientras vivía en Londres. Mis inicios se caracterizaron precisamente por esta cualidad de exploración, probando diferentes estilos. Me fascinó desde el principio.
No me decantaba por un estilo porque me atraía la perspectiva inabarcable de mi nuevo descubrimiento. Creo que desde el principio sospeché que se trataba de algo mucho más trascendente que una simple disciplina corporal. Quería seguir investigando… Con lo poco que sabía, lo practicaba a diario.
No fue hasta que regresé a Málaga, un año después, cuando por fin comencé un camino definitivo e increíblemente sorprendente en la senda del yoga. Tuve la gran suerte de cruzarme por esta senda con la maestra de yoga Iyengar, Conchi Ruiz. Fue entonces, con ella, cuando a través de una ordenada práctica comencé a experimentar la grandeza del yoga; a integrar en él mi vida. En aquel tiempo sólo era consciente de que comenzaba a tener control de mi vida y que ese control te da poder para crear herramientas; si son necesarias, de supervivencia; si son aspiradas, de extra-vivencia, de inspiración, de abundancia. Ahora, como profesora, sé que hacemos yoga tal como nos comportamos y expresamos en la vida; invertir esta influencia, para nuestro crecimiento personal, es precisamente el propósito de la práctica de esta disciplina.
EL CAMINO DEFINITIVO
Hacemos yoga tal como nos comportamos y expresamos en la vida
Nuestra postura corporal materializa nuestra actitud ante la vida. Según nos vamos descubriendo y reconociendo a través de la práctica de yoga, nos vamos conociendo mejor a nosotros mismos. Y cada vez que hacemos el esfuerzo de compensar y equilibrar el cuerpo en las posturas, de abrirnos espacio, estamos retando nuestros propios límites, transformando la manera en que habitamos nuestro entorno, corporeizando el pensamiento en grande. Mediante la práctica ejercitamos nuestro potencial, readaptamos nuestra postura hacia la vida, nuestra postura ante los retos y dificultades. Agilizamos, aligeramos, nos volvemos más flexibles, más resilientes.
"AEl aprendizaje de esta disciplina nos lleva por un camino en el que hay que pensar en grande para recorrerlo. El esfuerzo que se dedica en el proceso no puede menos que contribuir a crear una relación de respeto con uno mismo, desde la que se abren muchas puertas y se despejan caminos. Según avanzamos, nos cambia el concepto que tenemos de nosotros mismos y nuestra manera de mostrarnos."
El yoga es una ciencia que abarca los diferentes aspectos de nuestra existencia con el objetivo de descubrir quiénes somos, de reconocer nuestra grandeza, nuestro absoluto potencial. Tiene tanta repercusión en la vida de uno mismo como las ganas que se tenga de indagar en él. Ésto lo viví y comprendí durante mi primera estancia en un ashram en la India, cuando por primera vez me sumergí de lleno en el aprendizaje y la investigación del yoga. La palabra con la que definiría esta experiencia es Gratitud, como si vivir se convirtiese en un regalo del que sólo queda dedicarle tiempo y presencia para sentirse dichoso. Me dio empoderamiento, enraizamiento, y pertenencia… esa sensación familiar de que todo está bien. De ahí surgió mi futuro como profesora de yoga, no fue una decisión, sino un inevitable compromiso por aportar a otras personas las posibilidades que el yoga me ha dado a mí… a día de hoy sigo teniendo esa misma motivación, servir de vehículo a otras personas para que puedan nutrirse a través del yoga. Desde entonces, no he dejado de indagar y experienciar en el yoga, de viajar por el mundo para formarme y de enriquecerme a través de mi propia práctica y; lo que es aún mayor bendición; la de mis alumnos. Es la ofrenda que le dedico a mi Alma y al Alma del mundo.
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